QUETRAL

Un homenaje al maestro Juan Carlos Bustriazo Ortiz 
(leído en la II Jornada Canto Quetral). 

El fulgor de la letrumbre

De nuevo en La Pampa.
Santa Rosa nublada con refilón soleado, reflector natural para Juan Carlos, que nos sienta en su mesa aguardentosa.
Viene el vinal: tono sereno contándonos la historia de la letrumbre vieja, acumulada, en su dele fluir, que ya se acaba, que no hay vino demás para la siesta.
Penca Ghenpín: deja su bendición de calabaza, la sal que sala, el hilo de su pena: idolatría azul por la mujer bermeja que le crece en la boca anestesiada: es que quiere dormir para olvidar lo injusto, la piedra en el quetral que se incinera, piedra ceniza, caliza calcinada luciendo la lustrura de sus quejas.
Y parece payar consigo mismo: Juan el Flamenco con Carlos Dolorido, Bustriazo con Ortiz, codo con codo, a ver quién duele más en los quejidos. Pero saben reír mientras se hieren: impiadosos los versos que se atacan en la riña de gallos de la tarde.
Trino zorzal: verde rumor que suena a los costados, pin pin del pecho herido, mal herido, para hacer hermosear su Santa Rosa que en el viento que sopla, huracanosa, nos devuelve el consuelo perseguido.

¡Gracias Bustriz, amigo tan querido, por la letrumbre vieja renacida!
Dejo tu casa, vuelvo a mi guarida, transfigurado y puro, resucitado
                                               en tu fulgor que canta.


(diciembre de 2006
a un día de un nuevo nacimiento de Juanllanca)


                                                                                                 CJA