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sábado, marzo 03, 2007

NOTICIA DE LOS COMULGANTES II

(Presentación, a cargo de la poeta Mercedes Saravia, del libro de Teresa Leonardi Herrán, que se hizo a comienzos de febrero en la localidad salteña de Campo Quijano).

Este quinto libro de Teresa Leonardi pone en evidencia la madurez de una voz poética singular. Con la metáfora de los comulgantes, los poemas desarrollan un canto de amor y de dolor por la pérdida del amado. Los comulgantes se anotician (y nos dan noticias), ¿de qué?. De lo peor: la muerte,“el tajo de sombra que desanuda nuestros cuerpos”. El nudo se rompe y las palabras intentan volver a anudar a los amantes:“la muerte que no florecerá en tus ojos si como a Eurídice me buscas más allá de la vida”. Cada poema construye redes donde se recuperan las presencias , “extendidas redes que zurcen tanto Uno separado”. El amor inventa una completud siempre fallida, pues cada pequeña cosa viene a desmentirla, “al corazón andrógino volviéndolo este doble sollozo de cuerpos discontinuos.” No hay pues una relación feliz entre los sexos, divididos en dos mitades. Ella es la “mujer en fragmentos”, la “comulgante rota”, la“Gretel desobediente que se distrajo sembrando miguitas dulces de su cuerpo”, aquella que por la gracia del amor quiere transformarse en “la no separada”,“eva en su adán/ costilla en su esternón/, niña en su semen/ gozosa por nonata”.
El amor nos engaña porque (en)cubre la separación, pero hay en él algo verdadero: en los cuerpos que gozan, en las palabras, en el deseo…, en“una mujer y un hombre desordenadamente claros en el gozo”. El poema es el lugar donde los amantes comulgan, si no en los cuerpos, en las palabras: “panes mutuos las bocas/ común vino las sangres”; “Adámicos/ recién paridos por la vida/ día y noche entrelazados/ nos bebemos los embriagantes soles que nos pueblan”.
Escribir es un modo de hacer otra cosa con el dolor. La escritura permite dar una forma a lo que no tiene forma y, transformando lo interior en exterior, hacer un mundo a la medida de uno, y del deseo: “Sé que cuando el mundo ya no sea/ todavía será mi corazón que te ama”.
En esta época donde reinan la técnica y la imagen, la poesía se presenta como una palabra no dominada por la técnica. Una opción que permite alojar la angustia de vivir y soportar el destino mortal del sujeto como una experiencia singular.

Mercedes Saravia (mer_saravia@hotmail.com)
Salta, febrero de 2007

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