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martes, diciembre 05, 2006

POEMA EN VEINTE VINOS (II)


Junto con Tomás Watkins presentamos el libro del amigo Dante Sepúlveda (Villalonga, 1987).
Aquí va una síntesis de nuestras intervenciones.

Tomás Watkins:

“Cuando Dante nació”, yo estaba escribiendo un libro llamado “26”. Ahora pienso en estas dos obras como hermanadas en su condición de compendios vitales: puertas de casas propias y ajenas fueron abiertas, sin golpear, para ordenarnos la exis-tencia. Luego alguien se fue, más cerca o más lejos. Y luego volvió, o esa es la parte de la historia por escribir. Quiero decir que leo los vinos de Dante y me vienen recuerdos de mi propia vida, mis pasos antiguos que buscaban algo a la caída del sol. Este libro me trajo ese sabor a noche, a carteles rotos, el recuerdo de policías imberbes con cara de asombro, mis manos sangrando. Pero aún “somos jóvenes y con nuestros huesos vamos bailando tratando de darle traqueteo a esta vida que nos tiraron”.
Como digo en las palabras de la contratapa de los 20 vinos, saludo esta primera aparición en libro de Dante Sepúlveda, con la certeza de que seguirá escupiendo sus verdades sin mirar a quién. Y que nadie piense que esta obra, estas palabras, esta reu-nión es una exhortación al alcoholismo: el artista toma los modelos de la sociedad. Es, en todo caso, una invitación a compartir una copa de vino y a brindar por la poesía. Hay que beber porque, sin duda alguna, la vida es un lugar común.

C. J. Aldazábal:

Conocí a Dante Sepúlveda en un encuentro de poetas que se hizo en Comodoro Rivadavia en julio de 2004. Dante formaba parte de un grupo de jóvenes de Villalonga, grupo en el que la juventud no andaba reñida con el talento.
Todo primer libro es un gesto de valentía y de tanteo: valentía porque el pudor sigue operando como censura, y tanteo porque aún no hay indicios de haber encontrado una voz propia. La única oportunidad para que esa gestualidad no se traduzca en arrepentimiento es que el poeta asuma un compromiso existencial con la palabra poética empeñada. Y ese compromiso existencial, que significa alejarse de las especulaciones literarias, aparece como contundente decisión estética en este Poema en veinte vinos.
Viscerales, despojados de artificios, capaces de abofetear impiadosamente los convencionalismos del lector, los poemas suscriben la poética del cross a la mandíbula creciendo, desde una invocación bukowskiana, hacia la cotidianidad de un adolescente argentino del siglo xxi; anecdotario autobiográfico licuado en el lenguaje de la poesía, articulación coloquial que viene a dar cuenta de un mundo masculino y violento, donde el amor, como ausencia, se convierte en el vino de la desesperanza.
Frente a una realidad que maquilla el hastío con la falsa careta de la felicidad, Dante Sepúlveda vomita sus poemas etílicos. Y en ese vómito, poesía radical de una masculinidad adolescente, el sentido común se moviliza hasta quedar destruido. Sobre las ruinas el cimiento de una poesía que se inicia. Camino venturoso, amparado por el talento, que empieza a anticiparnos la voz inconfundible de un poeta.



Dante Sepúlveda:


Vino VII
Brebaje familiar

Mi papá me llevaba al campo y escuchaba a babi etchecopart cuando prendía la radio
yo me acostaba y lo puteaba bajito me despertaba a las seis de la mañana
y me decía que me iba a mandar a Groenlandia donde sólo hay pocas horas de oscuridad
poca noche poco alcohol
a mí me preocupaba el frío puedo beber en cualquier momento y ocasión.
Mi hermano menor está en el subquince me decía -no leo pero hago goles
vos sos un patadura un maricón
ni para escribir poemas coordinás.
Con mi hermana me divertía un poco ella le enviaba el mismo poema a sus amantes
no se conocían pero se conectaban se creían únicos los muy boludos.
Mi madre era bastante buena mi único temor ante ella era despertar en alguna cama
de un centro de rehabilitación por eso adquirí la costumbre de atarme a los barrotes cuando llego borracho.







 

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Dante: Me encantaron tus poemas y fue lindo escucharte, lástima que después te emborrachaste y te fuiste, quería un libro firmado.
Carlos y Tomás: estuvo barbara su introducción.
Espero que la proxima termine con menos escandalos.

C. J. Aldazábal dijo...

Gracias Cecilia!

Que la poesia provoque escándalos cada tanto está bueno.

Fue una presentación dionisíaca: nada mal para un primer libro.

Saludos,
CJA

Dante dijo...

Gracias Cecilia!
te enojás si te digo que no te recuerdo? Contactame, de alguna manera te hago llegar el libro firmado o manchado con vino.
Carlos: gracias nuevamente.

C. J. Aldazábal dijo...

De nada Maestro...