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miércoles, diciembre 07, 2005

A PROPÓSITO DE 56 POEMAS Y PEDREGULLO

Dos libros publicados en febrero de 2005. Con diseños sencillos, sin grandes pretensiones, pero con una austera sobriedad que invita a la lectura. 56 poemas, de Emiliano Bustos, y Pedregullo, de Laureano Huayquilaf, comparten, sin embargo, mucho más que el almanaque y la eficacia del diseño. Se trata de dos voces nítidas dentro del panorama de la poesía argentina contemporánea, dos voces en las que ya puede apreciarse un estilo, un decir propio, que remite a dos de las páginas más trágicas de nuestro pasado nacional: la dictadura genocida inaugurada por Videla y el genocidio indígena consumado por Roca. Pero no estoy hablando de remisiones temáticas: son posturas existenciales, posturas de lenguaje que permiten a las víctimas recobrar la palabra robada por los asesinos. Es la voz del pueblo tehuelche, en el caso de Huayquilaf, que vuelve para horadar el lenguaje impuesto hasta lograr que el sentido se resienta y escupa al hombre poste que sólo responde/ al reloj de colección/ que tiene de niño. Es, desde Bustos, las voces de las víctimas del terrorismo de estado, que sobreviven en la persistente angustia de sus hijos, porque gobernar una lengua es terrible, nadie sabe en qué palabra el mundo es mundo, en cuál es eco, repitiendo desaparecido.
Dos versiones de la historia argentina que se sobreponen al silencio, para contar, además, historias personales, mínimas y cotidianas (aunque también violentas), en las que la poesía se demora y se complace. Dos estilos articulados en la experiencia, sin adscripciones esnobistas. Dos desconocidos mutuos que coinciden en sus miradas y en sus poemas. Porque, como dice Huayquilaf, A fuerza de polvo y empujones/ en el hombre/ sociedades crecen; o, en palabras de Bustos, El boletero respira en mi oreja. Es de un equipo que gana siempre, y corroe los diálogos que quiero oír.

Hay que celebrar estos libros. Estamos frente a dos versiones imprescindibles para comprender la realidad poética de la Argentina. Dos textos importantes que invitan a lecturas más agudas que estas breves líneas, en las que sólo rastreé algunas coincidencias, buenas excusas para hablar de poemas y amigos con el respeto que merecen.

CJA

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