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miércoles, junio 28, 2006
JUANA FIGUEROA O LAS SOMBRAS DE UN PAÍS INFINITO
El poeta Jorge Calvetti (1918-2002) escribió, en 1966, un poemario dedicado a la Juana Figueroa, personaje histórico de Salta convertido en leyenda. Sobre esa obra habla este breve artículo, una buena excusa para recordar a una de las voces más universales de la poesía del Noroeste Argentino.
A Calvetti lo impresionó la valentía de la Juana: la “fidelidad a sí misma”, dice en la “Noticia” que prologa los textos: dos glosas, desprendidas de coplas certeras, por donde se filtran las voces de la víctima y el victimario; marco de referencia del poema “La Juana”, donde el poeta dibuja su obsesión por el mito.
Bajo la sombra de la Juana se ampara Calvetti. En ese sostén las palabras cantan la tragedia de la mujer valiente; pero también la del asesino enamorado, el que termina sus días en la cárcel sin perdón ni consuelo. La maestría del poeta consiste en otorgarle al mito popular la cálida encarnadura de lo humano. En esa humanidad la copla y el lamento. Las glosas. Nostálgico racconto del país de las sombras, sombras infinitas en las que la pena era una mínima cuota de luz, suficiente para oxigenar los textos.
El gesto de Calvetti me recuerda al Pedro Páramo de Rulfo: concederle la voz a los muertos para que vengan a explicar lo que hicieron en vida. La Juana Figueroa no es Pedro Páramo, ciertamente, pero tiene el encanto de la precisión. Y este decir exacto se advierte, por ejemplo, en la siguiente frase, cuando la Juana, multiplicando en el trasmundo los amoríos de la vida, confiesa “La muerte como un hombre / se ha acostado conmigo”. La muerte masculina, como el marido celoso que se lamenta en la ultratumba del poema: “Porque una vez me quisiste / ya no te puedo olvidar / y hoy que te quiero mirar / ando ciego y vivo triste”.
Calvetti, como lo hace Elliot en “Asesinato en la catedral”, toma una historia conocida para contarla a su estilo, el estilo de uno de los poetas más importantes de su generación, transparencia oscura que apunta a la fibra íntima de la sensibilidad de sus lectores, lectores regionales o universales. No importa.
El conocimiento del mito de la Juana, una de las herramientas interpretativas con la que podrían contar los lectores salteños, es un plus más, valioso por cierto, pero no imprescindible gracias a la maestría del autor, Jorge Calvetti, especialista en universalizar los temas regionales como lo hizo en su estupendo poema Maimará: “Este pueblo es muy chico. / Un carnavalito puede envolverlo. / El galope de un caballo es demasiado para él. / ¡Qué hermoso sería levantar su estrella / y llamarnos, con verdad, “hermanos” / en un mundo sin injusticia!”.
De la Juana Figueroa a Maimará. De la copla a los caciques incaicos de Jujuy. Los poemas de Calvetti hablaron de su región, pero desde la mirada del hombre cosmopolita. Y esa mirada es la que debemos agradecer. Gracias a ella, las sombras lejanas de los muertos, como las máscaras de los títeres javaneses que describió en otro de sus textos, vuelven a hablarnos en el idioma de nuestra época. Sombra infinita de la lengua: el país que don Jorge Calvetti sigue habitando para la fortuna de sus lectores.
La Juana Figueroa (fragmento)
-Oh tierra donde todos sembraron
eras el todo-amor, toda-de-amor, por eso,
lucero de infortunios,
la muerte recogió en los caminos
los esparcidos días de tu corazón.
-“La muerte como un hombre
se ha acostado conmigo;
pesa sobre el silencio
como un cuerpo dormido;
yo voy con la memoria
y los ojos perdidos,
hundiéndome en las sombras
de un país infinito”.
-Porque amabas te amaron.
Tu amor era una antorcha
que los hombres alzaban para quemar tristeza.
Con ella se hacían señas
de cerro a cerro, de placer a placer, de pena a pena,
y un día –oh menesterosa- de quietud te vistieron
y tristes lunes para siempre.
-“Voces color de olvidos
me han robado los sueños;
nubes color de noche
me escondieron el cielo;
de todo lo vivido sólo me queda un eco
que despiadadamente
me repite que he muerto”.
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3 comentarios:
juana de arco en la fiesta de la boca estaba quemada
(Y)
con los tapones de punta (Y) (Y) (Y)
Queda uno con la certeza del ejercicio del poema, disponerse a morir. Bello.ESTACIÓN POETAS
Recomiendo fervientemente escuchar COPLSA DEL RENCOROSO, zamba cantada por Raúl Carnota, quien pusiera música al GLOSARIO 2 que Calvetti le dedica a la Juana Figueroa.
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