¿Quién te acunará, zambita, en este desvelo?
Cielo azul y un pañuelito blanco para la despedida.
Despedida o hasta luego, cantora que tanto bien me hiciste.
Hechicera de las siestas, cuando las chicharras al sol fosilizaban el espanto.
¿Y tu magia?, otros pañuelos blancos agitándose fuerte y el anhelo de tu voz en mi poema.
Pero también el Cuchi, amaneciendo en coplas, y tu luz incendiaria en los versos de Hamlet.
Y había un corazón agradecido, el mismo que ahora duele en el regreso.
Porque no te nos vas, sólo es regreso, siempre estamos volviendo al hueco de la tierra, al útero materno que dejamos atrás cuando nacimos.
Siempre es llegar para seguir volviendo.
Siempre es volver para nueva partida.
Lo único permanente era tu voz, inmume a todo cambio en su belleza.
Pero ahora hay silencio, y mientras te volvés para tus pagos hay una zamba huérfana.
No se puede dormir. Mejor dicho, no quiere.
Aquí se quedará, en su cuna de sueños, aguardando el momento en que tu voz la nombre.
(editorial del programa de radio Molienda Urbana del 03 de octubre de 2009 www.moliendaurbana.blogspot.com)
2 comentarios:
Qué lindo poema!!!
Muchas gracias,
Lili
gracias a vos por la lectura...
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