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jueves, mayo 07, 2009

Por qué queremos ser Quevedo


Ya pasaron diez años desde que se publicó.
En estos diez años, no sólo le cambiaron el título en forma repetida ("Todos quieren ser Quevedo", "Todos quieren a Quevedo", y alteraciones por el estilo), sino que a mí también me cambiaron el nombre varias veces ("Juan Carlos Aldazábal", "Carlos Pérez Aldazábal", y otros errores gráficos similares).
Pero fue un libro que, más allá de las dificultades de la memoria para recordar su título y su autor, tuvo la suerte de contar con lectores de lujo. Por ejemplo Nicolás Rosa, quien además escribió una generosísima contratapa para aquella edición de bajo la luna nueva.

Este poema fue el que le dio título. Surgió de una charla entre poetas, donde nos preguntábamos para qué escribíamos, y si eso que estábamos escribiendo tendría la fortuna de traspasar los límites de la inmortalidad, como los sonetos de Quevedo que leíamos, y a los que cada tanto vuelvo para sentirme reconfortado con lo mejor de la "poesía actual"...

"Por qué queremos ser Quevedo"

Es un instante,

un momento cualquiera de la infancia

en el que decidimos

desafiar el reinado de la muerte.


Varios velorios,

abuelos fallecidos

y la alusión constante

de Lázaro en la misa

nos llevan a pensar

que ya no basta

escribir iniciales en el cemento fresco,

en pupitres lustrosos o en la plaza.


Urdida la estrategia

delineamos un modo de ataque,

planeamos un futuro de eternidad

y ejercitamos el arte de la guerra;

intuimos inventos,

redondeamos canciones

y luego nos miramos la risa en el espejo

con ojos complacidos

por versos bien rimados.


Creídos de triunfo

juntamos los papeles

y esperamos serenos

que empiece el contraataque

con cierta garantía

de habernos prevenido.


Entonces nos sorprende.


Del frente nos llega la noticia

de que nuestros poemas pertenecen a Horacio,

los inventos a Edison

y las canciones a juglares medievales.


Así, medio cohibidos,

nos enfrentamos con la derrota,

envidiamos los logros de los otros

y rogamos que alcance

con fechas e iniciales

escritas en pupitres

en tanto practicamos la esperanza

--------de volvernos Quevedo

antes de que la muerte

---------------nos anule del todo.


10 comentarios:

Damián dijo...

sos un guacho!!!

asi nomas te lo digo!!!

no me podes hacer esto! hacerme leer este poema en estos tiempo de encrucijada!


ya vas a venir a pedirme vino cuando estes aca!!!

Pero yo soy bueno, y disfruto con las cosas que me desesperan.

La desperacion es una prueba de vida


Saludos desde el Cuyo del mundo, y hasta cada vez mas pronto


D

C. J. Aldazábal dijo...

Querido Damián:

me alegra que te desespere...

Y sí, octubre está cada vez más cerca...

Un abrazo grandote,
C.

Anónimo dijo...

MUY BUENO EL TEXTO. HASTA ME DAN GANAS A MÍ TAMBIÉN DE SER QUEVEDO, DE SER GÓNGORA, DE SER CERVANTES, DE SER YO MISMO (DE SER ALGUIEN O UN OTRO PARA NADIE QUE NO SEA EL TIPO QUE ME CLAVA LOS OJOS DESDE EL ESPEJO RUTINARIO)

SALUD-OS CARLOS Y HASTA LA VUELTA.

FITO.

C. J. Aldazábal dijo...

Abrazo grande, Maestro...

Lucía dijo...

¿para cuándo la reedición en el suri?

C. J. Aldazábal dijo...

Hola Lucía!

Qué bueno leerte.
Por ahora no hay planes, pero el suri sigue: el 1º de julio sacamos 12 libros nuevos que se presentan aquí, en Buenos Aires.

¿Cómo va todo por Salta?

Un beso y hasta luego,
Carlos

Jairo Rojas Rojas dijo...

Entonces me sorprendo no porque seas Quevedo sino porque logras un poema con bastante contundencia y, dicho en otras palabras, maravilloso

C. J. Aldazábal dijo...

Muchas gracias Jairo...

Un abrazo fraternal desde Argentina...

Chity Taboada dijo...

Me gusta tu poema y también el blog, con entrevistas muy interesantes.

Perdona la intromisión, y un saludo desde Galicia, España.

C. J. Aldazábal dijo...

No hay nada que perdonar.
Al contrario. Muchas gracias por el comentario y la lectura.

Saludos desde el sur del mundo.