Estos son poemas inéditos del poeta de Valparaíso Jorge Polanco Salinas (1977).
Estuvimos con Jorge en un encuentro de poetas latinoamericanos, que organizó Manuel Cuatle en Tandil, durante el mes de noviembre.
Jorge ha publicado un libro de poesías, Las palabras callan (2005), y uno de
ensayos, La zona muda. Una aproximación filosófica a la poesía
de Enrique Lihn (2004) .
(los poemas)
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Estuvimos tan cerca del silencio y tan lejos de la vida. No bastó correr descalzos, caer desvanecidos en la extenuante claridad del mediodía y traer al insomnio los pies heridos de lluvia. La lucidez solo llega de noche: cuotas de verdad aniquiladas lentas en el fuego, pavesas impulsadas como gusanos en el féretro, amores aporreados por el azadón anónimo del sepulturero.
Hambrienta e insatisfecha la descarnada boca de madrugada arrasa con el rumor, la sombra, la endecha, la agonía. ¿Es tan lejos pedir y tan cerca saber que no hay? Los versos se extinguen como se extingue la oscuridad, como me extingo yo pausado en las palabras, como desaparece con el sol la sed en el cántaro.
Pero ¿qué hacer Alejandra? La tristeza es torpe, necesita ocultarse en los párpados.
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Wang-Fô teje el estambre con la suavidad del laúd.
Los colores fijan sus luces diamantinas, señales de una llamarada desmentida por un amasijo de manchas confusas. No se sabe si Wang-Fô desconfía demasiado o si el mundo no es más que un cúmulo de imágenes umbrías, borradas sin cesar por nuestras lágrimas.
Los poetas también intentamos pintar las letras, uniendo la niebla del lenguaje, presintiendo los secretos íntimos de los recodos, como si las palabras ardieran y al mismo tiempo quemaran sus propias cenizas.
Por eso los dos intuimos que la vida arañada por las palabras sólo abre la diáspora del alba.
Annabel Lee
Aparecen tus ojos inflamados de bruma, con los cuales miras en la noche, dentro de ese abismo la palabra se impone, el pensamiento no cesa.
Los segundos, fijos en el reloj, se pierden entre las sabanas de ese rostro que desconozco en la mañana. Amordazada la cama se refleja en los espejos. De pronto despiertas del puente que nos escinde.
Estamos fracturados por los destellos que dividen nuestros cuerpos. Y uno se ve atrapado en esta cosa de decir algo, pero mientras más nos acercamos, más alcanzamos el paisaje.
a M. S.
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Vasta es la casa que conecta con los muertos. La música arrastra su arquitectura invisible, no necesita de explicaciones. ¿Será verdad que en esta época de espera ya no existe más que decir?
El silencio, allá fuera, inunda las habitaciones, y tú aquí sentado deseas olvidarte un poco más de ti mismo.
El lenguaje se resiste a la gotera del reloj, conserva sus repliegues. La paciencia teje la estancia dormida de las cosas. Los ancestros perduran en los intersticios de la vigilia y el sueño. Como ahora: la luz / redondea el espejo convexo / disolviéndose extenuada / al interior de su imagen interna Revela / las múltiples formas de los rostros / el dolor del hogar perdido / la oscura trama de la vida.
(lo que opina Jorge de la poesía)
En poesía es mucho lo que se puede decir y tan escasas las certezas. Me cuesta creer en los poetas que piensan saber cabalmente lo que es la poesía. Dudo incluso de su franqueza: me parece que un poeta sincero reconoce la incertidumbre ante la creación, la comunión entre el silencio y el tiempo. Aquellos que pretenden describir, usualmente prescriben la escritura correcta. Pero nada es más tajante que la incertidumbre. La supuesta distinción entre poetas académicos y autodidactas es al fin al cabo superflua: todo poeta es un autodidacta en la medida en que no existe formula para escribir poesía, y es también académico en la medida en que lee.
Basta con observar la milenaria escritura china para darse cuenta de la modestia a la que nos remite el tiempo. ¡Qué estulticia más grande pensar que se tienen dominadas las certezas del futuro! La cronología y el deber ser nada tienen que ver con lo poético.
En mi caso, la experiencia temporal de la creación aparece muchas veces traspasada por un susurro que decanta finalmente en guijarros de experiencia. En la maduración de la palabra, el tiempo pareciera albergar un cobijo insondable. El trabajo poético sustenta un sentido semejante al de un alquimista: las palabras con las cuales se trabaja constituyen a la vez a quien la ocupa: el poeta. Cada poema contiene la necesidad de afirmarse a una palabra, inclusive a una sola palabra, y no desgarrarse en el pasmoso desorden.
1 comentario:
dicen que se viene a Baires
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